
La mayor parte de las previsiones, calculan que el IPC subirá este año entre el 1,5 y el 2%, incluso más en el caso de productos básicos como los alimentos, de manera que las prestaciones perderán más de un punto de poder adquisitivo. Además, el golpe al bolsillo llega para quedarse, puesto que la intención del Gobierno español es mantener la subida mínima del 0,25% los próximos años.
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